Por ahora la tercera NO es la vencida ¿Hasta cuándo Héctor Cárdenas?
Es el tercer ciclo de Héctor Cárdenas al mando del primer equipo del Deportivo Cali. Aunque ahora en sus ruedas de prensa sus palabras salen más fluidas, sigue demostrando la misma falta de capacidad táctica y sus dirigidos no encuentran el camino. Ir a estudiar a Europa no es garantía de nada.
Si antes preocupaba que el equipo marcara un gol y no saber cómo administraría la ventaja, ahora los miedos surgen esperando que los recurrentes errores defensivos no aparezcan porque casi siempre se traducen en goles para los rivales.
A mitad de semana se perdió el invicto de local que ya completaba más de un año, contra un Once Caldas que no jugó a nada. Hoy Cali pierde con un Cortuluá cumplidor pero sin jugadores rimbombantes que aprovechó sus opciones y fue ordenado atrás.
El Cali llegó a la final la de Liga I más por amor propio y pundonor que por un sistema de juego sólido. Eso quedó descubierto cuando Reinaldo Rueda le demostró al joven Cárdenas cómo es que funciona esto del fútbol de primer nivel. De ese 5-1 no nos olvidaremos jamás.
Cualquier equipo con algo de orden táctico y la precisión justa para conseguir un gol en el momento que se le presente una oportunidad, y la aproveche, podrá sacarle ventaja a un Cali dubitativo, errático, ineficiente y que no sabe cuál es camino ni para defender su propio arco, ni para llegar al arco contrario.
Cuando un equipo depende de las invidualidades está condenado a que en algún momento ni la suerte ni la inspiración lo acompañen. Eso le pasa al Cali de Héctor Cárdenas que desde el banco tampoco ha podido darle respuesta a un equipo que tiene en Mayer Candelo, un jugador de 40 años, al único jugador a la altura de lo que representa la institución. Ni el técnico y sus decisiones por ahora alcanzan esas dimensiones.
El panorama es preocupante y más si se tiene en cuenta que este semestre, finalmente, se ha hecho una buena inversión, y nombre por nombre hay más calidad que en torneos anteriores.
Qué Chará y Teofilo nos agarren confesados...
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