Junior contra América, o tanques contra fusiles
Foto: Junior FC
Hitler había soñado con hacer suya a Francia. Entonces, en junio de 1940 envió sus tanques, sus ejércitos, se enfrentó a soldados a pie en el norte de Francia, los derrotó en algunos días y se anexionó más de la mitad de la IV República. No había nada qué hacer, Hitler tenía tanques y los franceses fusiles. Algo de una naturaleza semejante tuvo lugar anoche en Barranquilla. Junior salió con lo mejor de su artillería: un Chará que, de jugar tanto, llegó casi a ser obsceno; un Teo con un ritmo europeo, un equipo que triangula, tranquilo, que mantiene el balón, que teje la jugada con una cierta vertiginosidad, un equipo que a los 20 minutos entiende que es superior y se regodea en esa idea. Entonces, los goles: Chará por aquí, por allá, entregando el balón, luego Teo, goles desperdiciados, una superioridad incluso despectiva. América, por su parte, hizo lo que tenía que hacer, como lo hicieron los franceses vencidos hace más de 60 años: luchar, mostrar dignidad, llevar el asunto a terrenos morales, decirse “me pueden vencer pero luchando”, como la canción de Pink Floyd: don`t give up without a fight. Y luchó y no lo hizo mal: Arboleda entregó bien, salió bien, creó incluso cabeceó; el argentino, fiel a su raza, puso el pecho; el arquero salvó un par; un gol anulado. Metieron todos y terminaron de configurar la metáfora: no importa con cuánta hambre disparés si lo que tienes en la mano es una carabina y vos le apuntás a un tanque blindado. Podés seguir disparando y lo podés hacer, digamos, con honor, pero apenas el tanque lo desee, se te pasa por encima. Y Junior lo deseó, claro. Sabe que tienen tanques y los que los conducen tiene hambre: Teo la tiene, Chará la tiene, Ovelar la tiene.
No se puede decir que los soldados americanos carezcan de talento, ni de pecho, ese que tanto piden. No. Comparado con el América del semestre pasado los hinchas pueden respirar tranquilos: este América construye juego, tiene mejores ideas, todos están un poco más seguros. El asunto, de nuevo, es que el otro, el rival, fue mejor. Y no mejor como cuando sentís que si te esforzás un poco más podés ganar. No, mejor como cuando sentís que entre vos y el rival median unos cuantos escalones. Dicen algunos que el técnico falló. Y puede ser: los tanques también se pueden vencer. Con estrategias al borde del suicidio, pero se les puede ganar: se pueden quemar desde adentro, por ejemplo. Supongo que las estrategias serán muchas. Lo que se saber por ahora es que Junior se ha armado para ser campeó n y América tiene un equipo que puede llegar, con mucha más suficiencia, a las mismas instancias a las que llegó el semestre pasado. Si eso sucede no es improbable que se vuelvan a ver y en una fase más definitiva. Para entonces, esperamos, el DT puede tener la fórmula para romper esos tanques con sus fusiles. Como se sabe, a Hitler también lo vencieron.
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