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Y bueno... Había que ganar.

La tricolor Consiguió una Sufrida victoria contra una Bolivia que vino a hacer su negocio, pero se fue como siempre, con las manos vacías de Barranquilla.

AFP

José Pekerman dispuso de una alineación ofensiva para abrir el marcador desde el primer minuto. El debut de Mateus Uribe, la única sorpresa en la alineación. Armero y Muriel, se encargaron de abrir la cancha, pues Cuadrado se veía limitado con la posición de Uribe, que nunca terminó de acomodarse.

Las mejores opciones de Colombia en la primera parte, nacieron de los pies del lateral del Bahía; Miñía demostró que está vigente, dándole nuevamente otra solución ofensiva a la selección. Hasta la lesión de Muriel hubo juego colectivo en una Colombia carente de ideas, por la lentitud de Macnelly y el poco peso que tuvo James en la cancha, a quién tristemente, le pesa la suplencia en su equipo.

Carlos Bacca, discutido en la selección, volvió a ser el más perjudicado por la poca generación de fútbol de los creativos. Jugar de espaldas al arco no es su fuerte y por eso perdió todas los balones que disputó. Bolivia, que no tenía nada que perder, no tuvo ninguna vergüenza en plantar una línea de seis atrás para taponar las salidas de Quiñones y Cuadrado, un plan inteligente teniendo en cuenta que a Colombia le cuesta cuando los rivales se plantan defensivamente.

La excelente labor de Sánchez, Mina y Zapata, hizo posible la disposición táctica del equipo colombiano, que en el segundo tiempo puso a todos sus hombres en el área rival.

Con la falta de elaboración, Pekerman apeló a la uruguaya y mandó a la cancha a Duvan Zapata para ganar las pelotas aéreas. El ex América estuvo pocos minutos en cancha pero en las pocas pelotas que disputó demostró que la amarilla no le pesa. Un acierto, teniendo en cuenta que desde la partida de Jackson no teníamos un jugador que aguantara el balón.

El resultado deja más dudas que certezas. Claro es que cuando las individualidades no aparecen, la dirección técnica carece de ideas frescas para darle vuelta al marcador. La incidencia discursiva de Pekerman sobre los jugadores, al parecer, disminuyó su poder. Que Ecuador nos agarre confesados.


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Un sitio de: Juan Camilo Parra y Joan Sebastián Ruiz

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