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El ídolo del pueblo Xeneixe

“El fútbol está interesado en la plata. Hay cada vez más representantes con chicos más pequeños, que no tienen ningún tipo de estimulación para ganar cosas. Con dos celulares y una casa piensan que ganaron todo”, disparó en noviembre de 2010 el apodado “jugador del pueblo”, Carlos Tévez, en una de sus declaraciones irreverentes y de tapa de diarios en las que se siempre se vio involucrado. Frase de casette que cualquier periodista o crítico del deporte haya dicho en algún momento, pero no menos significativa viniendo de Carlitos, uno de tantos héroes e ídolos de la pelota cuya trayectoria futbolística ha sido mucho más que exitosa, pues está en el top 5 de futbolistas argentinos con más títulos obtenidos en la historia.

A cinco años de ese suceso, hoy vemos fotos de Carlos trepado en el arco sur del ‘patio de su casa’ celebrando quizás, uno de los títulos más importantes de su carrera, jugando para el equipo que lo vio crecer como futbolista y le dio la posibilidad de debutar como profesional. “Para esto volví, para sentir otra vez esta emoción” decía mientras sus compañeros festejaban el campeonato local número 25 en la historia del Club Atlético Boca Juniors, el equipo de sus amores.

Y es que en épocas en las que se crítica fuertemente este fútbol-espectáculo rodeado de los numerosos escándalos de la FIFA, donde ha resultado salpicado el máximo ente de la asociación, el presidente de la UEFA, varios integrantes de la Conmebol y la Concacaf por sobornos para candidaturas y desarrollo de los mundiales; ese fútbol en el que los jugadores, los verdaderos protagonistas, son manejados como piezas de vehículo que cuando no sirven son vendidas o cambiadas por unas nuevas y de mejor rendimiento, donde importa más los contratos publicitarios con diferentes marcas deportivas o grandes empresas multinacionales por encima del verdadero entretenimiento y en el que ‘el jugar por jugar’ ha quedado relegado frente a las grandes sumas de dinero de jeques árabes y magnates rusos, el gesto de Carlitos de volver a Boca en el mejor momento de su carrera, resulta un tanto alentador para todos aquellos seguidores y amantes del fútbol, que alguna vez jugaron uno que otro partido en cualquier canchita de barrio y anhelaron defender ese equipo que tantas veces les robó un par de gritos y de emociones incontrolables.

Seguramente “El Apache” es el jugador mejor pagado del fútbol Argentino, pero no gana ni la mitad de lo que le pagaba la Juventus, que al término de la temporada donde consiguió la liga, la copa y llegó a la final de la Champions, le ofreció un cheque en blanco para que renovara su contrato que finalizaba en 2016. Pero Carlos, fiel a su estilo, decidió elegir al club del barrio de la Boca, tal como lo hizo a finales de 2003, cuando salió campeón del Apertura y gritaba en la cancha de Racing “la selección se va a la puta que la parió” pues había sido convocado para disputar el mundial Sub 20 que se desarrollaría durante el mes de diciembre, misma fecha en la que Boca jugaba la final de la Copa Intercontinental contra el Milán. Luego de amenazar al comité ejecutivo de la AFA con acceder a la justicia argentina para ser liberado y poder viajar a Japón, Carlos, con algún problema físico, alzó el título de campeón mundial de clubes, el último conseguido por Boca. Un año más tarde, resolvió su cuenta pendiente con la selección: goleador, figura y campeón olímpico, la primera medalla dorada del seleccionado argentino de fútbol en su historia (su trayectoria con la selección es cuento aparte).

Su carácter y su poca diplomacia para declarar, le han generado una enorme cantidad de problemas a lo largo de su trayectoria, pero no han sido impedimento para su gran desempeño dentro del terreno de juego. Se fue de Boca en el 2004 tras ganar la final de la copa Sudamericana. Fue campeón y figura en el fútbol de Brasil a pesar de los enfrentamientos físicos con Marquinhos, su compañero en Corinthians. Luego de una floja participación del club brasileño en la Copa Libertadores emigra al West Ham londinense, club al que llega polémicamente junto a otra insignia de la selección como Javier Mascherano, pues su pase no pertenecía a un club de fútbol, todo un escándalo en tierras británicas. Una temporada y media bastó para hacerse ídolo de la afición, pues lideró una rebeldía futbolística en el club que dio como resultado una victoria en Old Trafford que aseguraba la permanencia de los ‘Hammers’ en primera división y su futuro fichaje por los diablos rojos de Manchester.

Dos Liga, una Champions, la Community Shield y la Copa de Liga entre las temporadas 2007/2008 y 2008/2009 fueron los logros de ‘Charly’ durante su estadía en Manchester, pero al finalizar su segundo año, la relación con Fergusson, que pendía de un hilo, terminó por romperse con la suplencia de Carlos en la Final de la Champions en la que Messi, empezaba a escribir su historia con signos romanos. “Very difficult” declaró cuando se le preguntó sobre su permanencia en Manchester durante la celebración del título de liga conseguido en 2009. Siguió viviendo en la ciudad, pero ya vestía la casaca celeste de los citizens, el equipo de moda en Inglaterra gracias a los petrodólares del jeque árabe Mansour bin Zayed Al-Nahyan. “Cometió un error al dejarme en el banco en Roma. Esa fue la única final que perdió el equipo desde que llegué yo” arremetió Carlitos contra Fergie. “Tévez no vale 25 millones de dólares” respondío Sir Alex. “Se creía el presidente de Inglaterra” puntualizó Carlitos, quién celebró a rabiar sus dos tantos conseguidos frente al United en la semifinal de ida por la FA Cup en 2010.

Pero en la otra vereda de Manchester no paraban las polémicas. Discusiones con Roberto Mancini y declaraciones poco afortunadas sobre las decisiones del entrenador se agudizaron cuando Carlitos no quiso seguir calentando para entrar a la cancha con el marcador abajo frente al Bayern en Champions 2011/2012. Suspensión económica y deportiva por parte del club, acompañado de la humillación de los hinchas de ambos equipos de la ciudad, quienes recolectaron las camisetas de Carlitos en un camión de basura. Al final, Mancini entendió que el City necesitaba de Carlos para ganar la Premier League 44 años después, donde fue fundamental para acortar los 8 puntos de ventaja que llevaba el United y levantar el título en aquel épico partido contra el QPR. Liga, FA Cup y Community Shield fue el saldo de Carlitos tras 4 temporadas con los ciudadanos. Luego vino la Juve, donde no le pesó vestir la camiseta número 10 que le pertenecía al máximo ídolo del club, Alessandro Del Piero. 50 goles y 20 asistencias, 2 títulos de liga, 1 copa de Italia y el subcampeonato en Europa que le devolvió a la Vecchia Signora su estirpe de grande en Europa, fueron logros suficientes para que Carlos tomara la decisión de finalizar su travesía europea.

La llegada de Carlitos fue determinante para la consecución del título Xeneixe, a Boca le faltaba una figura de esas características que liderara el equipo en la parte futbolística. Desde la ida de Román y la salida poco afortunada de Bianchi, no hubo un referente que absorbiera toda la presión que representa jugar en el club más ganador del continente. Mientras River festejaba los tres títulos continentales, Boca luchaba por enderezar un campeonato que parecía escaparse de las manos tras las derrotas contra Aldosivi y Veléz. Pero el 10 azul y oro volvió a vestir la espalda de Tévez y Boca pudo gritar campeón cuatro años después.

Cuesta encontrar pibes y jugadores sudamericanos que prioricen la grandeza por encima del dinero y la fama, no se recuerda a ninguno que haya venido en el mejor momento de su carrera para jugar en un club sudamericano, resignando dinero y reconocimiento mundial. El hincha de Boca podrá hablar de Riquelme, quizás el ídolo más representativo por su calidad técnica o del Seba Battaglia por su temperamento dentro de la cancha, ambos, los más ganadores en la historia de club, pero volvieron porque ya no encontraban un lugar en Europa. Carlitos, que combina esa destreza técnica y física, con el carácter dentro y fuera de la cancha, tiene todas las condiciones para convertirse en el máximo ídolo de toda la historia azul y oro. “Vuelvo a casa y quiero compartirlo con vos” trinó antes de su presentación en la Bombonera, un hecho sin precedentes en el del fútbol sudamericano, pues la cancha estaba repleta para recibir a ese ídolo de Fuerte Apache, a ese ídolo argentino y a ese ídolo Xeneixe que toda la afición bostera deseaba corear.

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Un sitio de: Juan Camilo Parra y Joan Sebastián Ruiz

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